sábado, 17 de enero de 2015

Obsolencencia para la obsolencencia programada.

Obsolescencia programada.


Aunque pueda parecer mayor, recuerdo como el valor de los productos en general y el de los electrodomésticos en particular, que eran los objetos más cercanos a la electrónica de consumo que teníamos, medían su valor por el tiempo que permanecían funcionando sin fallas.
Los tiempos han cambiado, la tecnología del presente ya es obsoleta, pues ella avanza sin descanso y determinados aparatos electrónicos como ordenadores, teléfonos, tablets, etc ya aguardan nuevas especificaciones.

Vertu TI: el Android que costaba 7.900 euros y estaba obsoleto antes de salir.

Obsolescencia programada versus Consumo responsable.

Aunque todos conocemos más o menos el tema, resulta paradójica la facilidad con la que lo asumimos. Pienso que la mayoría de las veces, viene condicionado por el incesante cambio en la tecnología, pero curiosamente muchas de esas incorporaciones se realizan para ser incompatibles con las anteriores, ¿por qué casi siempre?. En otros muchos casos, unos simples cambios estéticos o supuestas pequeñas mejoras en nuevos modelos, hacen que gran parte de los consumidores se deshagan de sus aún aprovechables equipos en busca de lo "último en tecnología".

Soy un enamorado de la tecnología, pero también soy o intento ser un consumidor responsable, por lo que en ocasiones mis fuerzas interiores entran en conflicto. Son ocasiones donde mi parte irracional atrapada por esos dulces mensajes publicitarios se deja ganar fácilmente, basándose en ese argumentario de nuevas y mayores capacidades. Sin embargo hay otra parte de mi, afortunadamente, que se pregunta ¿realmente lo necesitas, realmente se adapta a ti? y aquí empiezan los tira y afloja.



Por suerte mi parte racional, es fuerte y tozudo y acaba dominando a la impulsiva, si realmente es convincente, o sea, además de la obsolescencia programada en los equipos a través de pequeños chips, también tenemos otra "obsolescencia programada mental", instaurada de forma más peligrosa en nuestros pensamientos.

No estamos solos, los que pensamos de esta manera. La Unión Europea ha empezado a tomar cartas en el asunto y  sus Directivas 2009/125/CE para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico aplicable a los productos relacionados con la energía y la Directiva 2012/19 sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEES) apoyan esta iniciativa.

Resulta curioso, al menos para mí, que industrias como la del automóvil, reciclen, reutilicen o valoricen, en este año entrante, casi el 95% de un vehículo al final de su vida útil, ¿por qué no ocurre igual con los aparatos electrónicos'.

En Francia se han puesto en marcha y ya disponen de justificación legal para sancionar a aquel que acorte la vida útil de un dispositivo eléctrico o electrónico. Pero el movimiento empieza a cuajar en otros países como Alemania o Bélgica, esperemos que pronto iniciativas, o al menos la discusión o reflexión, llegue a nuestro Parlamento y lo más importante a todos los consumidores.

En relación a esto, existen muchos productos a la venta que hacen gala de no introducir chips de obsolescencia programa, todo esto indica hasta que punto hemos aceptado su existencia, esto viene a remarcar lo que os comentaba anteriormente, realmente existe la "obsolescencia programada mental".
Aquí tenéis un ejemplo, además curiosamente en un producto generado por el sector que generó la idea de obsolescencia programada, en este caso os hablo de una bombilla de bajo consumo, esto también daría para otra entrada futura.


La empresa OEP, localizada en Barcelona, utiliza como reclamos la ausencia de obsolescencia.


Origen.

Como cualquier enfermedad,que se precie suele tener un porque, en este caso se remonta años atrás, concretamente entre los años 1920 y 1930. El motivo una simple bombilla, una que había sido diseñada para durar mucho, lo que planteó en su fabricante una duda razonable: si todos los consumidores tuviesen bombillas de tan larga duración, ¿qué comprarían?. Un grupo de interés-presión llamado Phoebus presionó para que la vida de las bombillas fuera más corta, y así poder vender más unidades.

Otros fabricantes de dispositivos electrónicos/eléctricos empiezan a apostar tímidamente por esta vía,  os dejo otro ejemplo:


Siemens con su promoción de 10 años de garantía.


Esperanza.


Para concluir, espero que todo  este incipiente movimiento de debate, se traslade a la mayor parte de personas posibles y lo antes posible se legisle para remediar un problema que nos afecta en muchas esferas, entre ellas la económica y la medioambiental, fundamentales para mí.


Un saludo y aprovecho para solidarizarme con el pueblo francés azotado recientemente por la barbarie:



Je suis Charlie.

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